FIA Liberia 2024

Disrupción de límites: Pluriculturalismo en el arte contemporáneo guanacasteco


Vista sala de acceso a la muestra. Se aprecia fotografía 
Néstor Palacios y Cristina Gutiérrez< Fotos lfq.


En este lluvioso año 2024, la provincia de Guanacaste, Norte de Costa Rica colindante con Nicaragua y frontera Sur de Mesoamérica, conmemora el Bicentenario de la anexión a la patria costarricense, y lo hizo corriendo los linderos para abrazar la paz y convivencia de la multiculturalidad y diversidad de pensamientos. 

Marco para realizar el Festival de las Artes 2024 en la ciudad de Liberia, con una propuesta expositiva sin precedentes para el Museo de Guanacaste, curada por Illimani de los Andes, Yasser Salamanca y Luis Fernando Quirós (LFQ).


Vista de la Sala 2 del Museo de Guanacaste en Liberia.


Uno de los signos adoptados por el trío curatorial fue la noción de un tiempo sin tiempo, no linealidad, el cual orbita en el sentido de la autorreferencialidad, apego a la Bio/Cultura y descolonización. Se trata de un tiempo fractal, que, como un rizoma brota donde nadie se lo espera. 

Versó en reunir un arte que sorprendiera a los mismos habitantes de la provincia, en tanto antes de la propuesta expositiva no habían puesto sus miradas en sus propios matices culturales donde explorar la pureza de gemas de singular radiación lumínica. De ahí el sentido didáctico enfatizado en el esbozo museográfico de colocar un espejo donde se miren los guanacastecos reconociéndose los unos a los otros en lo expuesto: sus carismas, sentires, creatividad, poéticas, idiosincrasia e identidad cultural.


Vista de Sala

                                                 Mujeres artistas y artesanas del Museo Islita.


PetroGrapho 2 de Cristina Gutiérrez, dibujo sobre lienzo de 200x210 cms. 2024 y fotograf{ia de N{estor Palacios, Mujer y Niño, impresión digital.

Abordajes

Los elementos del planeta son anclajes que catapultan estos aportes de la investigación cultural, al potenciar en el público múltiples lecturas que se localizan en la tierra, el agua, el fuego, la naturaleza y la cultura, sólidos anclajes que desde tiempos inmemoriales se reconocen en la alfarería, el uso de las maderas de cultivos abundantes en sus suelos, además de piedras, mármoles y otras materias inmemoriales portadoras de esos signos del arte originario y raíz mesoamericana. 




Malcon Jamil Dibujos en instalación


Escultura mixta de Gabriela Valenzuela.

Es importante reconocer además el paisaje, la bajura y la altura inspiradores de la poesía y la canción guanacasteca. Son componentes de identidad en los cuales se aprecian las formas culturales y sociales ligadas a la tradición y formas de convivencia. Se recuerda que durante el siglo IX y X, esta región Sur de Mesoamérica purgó considerables migraciones provenientes del centro de México motivadas por tensiones sociales y buscando nuevas tierras, pero trajeron por ejemplo la cerámica policroma que antes no existía en estos territorios de la península de Nicoya; además del imaginario simbólico del panteón mexica y maya como el Quetzalcóatl o serpiente emplumada. Pero también trasciende que otro número de migrantes de esta región Sur mesoamericana migraron al Norte, hibridación cultural establecida en la zona del istmo de Tehuantepec, Estado de Juárez, y en especial la icoot de las zonas costeras del Golfo de México.


Vista general de la sala expositiva



De manera que esa riqueza de simbolismos, carismas culturales, sociales y religiosos se reflejan en un esbozo curatorial ataviado de diversidad, visiones del cosmos y creatividad.



Maribel Sánchez Grijalba de San Vicente de Nicoya. Cerámicas.
 
Rodolfo Uder. Pelícano, ensamble con maderas encontradas.

Las y los artistas invitados a exhibir crearon lo mejor de sí, teniendo en cuenta los rigores de una muestra en la cual los curadores investigaron en el campo durante largos 12 meses, para conocer las diversas manifestaciones desde la pintura, dibujo, grabado, fotografía, escultura, ensambles, instalaciones y objetos artesanales, en condición del arte contemporáneo:

Ana Alan de Playa Tamarindo alberga en un lienzo la visión de un atardecer costero de arenas blanco marfil, con objetos adheridos que parecen esos grafismos del comercio global que se mueven en las pantallas de las redes y enmarcan la algarabía del comercio que las invade.

Ana Alan, pntura mixtas sobre lienzo.
  Norma Varela y Daniel Matul, instalaciones en la plazoleta
Instalación de Cristhian Porras y de las mujeres del Museo de Islita.

Escultura en cerámica de Ruth Bonilla, Puerto Soley. 
Autorretrato y Personajes, ensamble en maderas de Christiam Porra


Cristina Gutiérrez de Playas del Coco, quien en sus reciente participación en Mesoamérica Tierra de Huellas en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo 202 2024 expuso "Grafos en el mar", inspirados en los gestos de las criaturas marinas dejados al bajar la ola, pone su visor hacia la cordillera de Guanacaste poblada de petroglifos grabados en la roca por los pueblos originarios. Petro-Grapho 2 es un dibujo en técnicas mixtas sobre lienzo de 200 x 210 cms, el cual impacta la atención del espectador sumiéndolo en la reflexión acerca del tesoro de este contexto bio-cultural e histórico.


Gabriela Valenzuela de Playa Labgosta, Tamarindo, evoca el dolor en el cuerpo intervenido creando una memoria líquida impele a la reflexión sobre la salud y la creatividad al disfrutar los tesoros terrestres del mar, el bosque, la pampa, paraíso en el cual revivir esa pulsión mimética de esta naturaleza guanacasteca que desborda su imaginación.

Artistas del Museo Islita de Nandayure


Cristina Gutiérrez. PetroGrapho 2 2024 y Néstor Palacios foto de mujer y niño.


                                       


Rodolfo Uder, maderas encontradas e intervenidas con un lenguaje de la naturaleza.
Juan CArlos Ruiz, La Casa del Gringo, 2023.

Vista general de la sala con la instalación textil de Rocío Ajún otiunda de Tilarán 
Vista de sala.

El grabado de sugestivos grafismos ofrece a Karen Clachar, artista de la zona de Guardia, quien a partir de ese impulso crea ventanas para atisbar hacia la algarabía de la festividad popular tan abundante en la provincia, retratando personajes y mascaradas inmersos en esa agitación al celebrar y evocar la cultura y la tradición enparcadas en esta serie de grabados.


Juan Carlos Ruíz de Tilarán lleva a lienzo una problemática tan actual como delicada que está cambiando los roles sociales de los costarricenses: el fenómeno de la gentrificación, cuando los propietarios de los mejores terrenos, mejores vistas al mar, y mejores carreteras construyeron sus residencias de playa o montaña, y, con ello subieron el costo de la tierra y el costo de la vida para todos por igual dejando al connacional en desventaja. Evoca aquel discurso del insigne García Monge ante los estudiantes del Liceo de Costa Rica y Colegio de Señoritas un 15 de Septiembre de 1921, calebrando el Centenario de Independencia ante el Monumento Nacional, dijo " Los costarricenses que no aman a su tierra y no la quieren trabajar para sacar el sustento, y las venden a los extranjeros, de propietarios pasarán a ser inquilinos en su propio país.


Rodolfo Uder de Paraíso, Santa Cruz, recoge de su finca maderera troncos, raices, maderas quemadas en los candentes veranos y con su visión creativa los convierte en metáforas de las criaturas del bosque como la iguana, o del mar como el pelícano, pero también la metáfora de una vulva femenina sacando a flote esa jerga pulsional propia de nuestra madre natura.


Las mujeres artistas y artesanas que trabajan bajo el alero del Museo Islita, Cantón de Nandayure, exhiben ingeniosas piezas de enorme prorosidad entre el arte y artesanía, pero también de imaginativa interpretación que los vuelve lúdicos, provocan un punto de inflexión para valorar la riqueza de este potencial para la cultura guanacasteca.


Christian Porras de Liberia con retazos de madera recompone un un hermoso imaginario de retratos populares, además de ensambles que refieren a corrientes estilísticas de la primera parte del siglo pasado como el Constructivismo ruso y el Cubofuturismo del Norte de Italia presente en la obra de Fortunato Depero, pero al ser de madera invoca a su cultura y tradición de las mascaradas en los festejos populares.


En una arista de profundidad crítica de la muestra Néstor Fajado oriundo de Bejuco, Nandayure, recrea un triptico fotográfico que pone de cabeza nuestras creencias espirituales. La pieza expuesta fue parte del Salón Nacional de Arte del Museo de Arte Costarricense 2023, al igual que la pintura de Ana Alan.


Lidia Fenell exhibe un importante textil que recoge una serie de interpretaciones humanizadas de las chorejas, o semillas del Árbol Nacional, el Guanacaste (Enterolobium cyclocarpun) adquiera varias expresiones que captan la mirada del espeectador sumiéndolo a reflexionar acerca de el rol de la materialidad en su naturaleza oara lo artístico contemporáneo.


La tilaranense Rocío Ajún nos vuelve la mirada al mar, a las redes de los pescadores y a la barca con todas las problemáticas asociadas como la pesca de arrastre, pero la suya es una metáfora o poética de ese mar a atravezar, al reto de la vida cotidiana nonde debemos perscar para comer.

En las faldas de los volcanes de la Cordillera de Guanacaste se encuentran importantes vestigios de la pintura rupestre y petroglifos. La artista Cristina Gutiérrez, con raíces  familiares en Playas del Coco, abre una nueva serie de su abundante producción con esta inspiración{on del arte originario mesoamericano.

Por su parte Norma Varela, artista liberiana concede la gracia al Árbol de la Memoria de acuñar una crítica a la población de la ciudad de Liberia, que pasa por alto el valor de su arquitectura blanca, de valor vernáculo y patrimonial- En una estructura de hierro que conforma el árbol cuelga tejas de barro.


La artista y docente de UCR en Liberia Norma Varela en eñ proceso 
de instalación de Árbol de la Memoria, 2024.

La instalación de DAniel Matul al frente de un grupo universitario }
que investiga la descencia afro guanacasteca.


La ceramista Maribel Sánchez Grijalba de San Vicente de Nicoya, ligada a la actividad artesanal por toda una vida, nos muestra varias versiones del trabajo que exhiben en el Museo de la Cerámica Chorotega.

La artista de la Cruz Ruth Bonilla exhibe una instalación con el busto titulado Soley, un argumento de naturaleza política que refiere al último punto fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica, Puerto Soley, cuya cabeza se logra mover de un lado al otro relacionando la pororosidad existente en esta frontera de dos pueblos hermanos que se necesitan el uno del otro. Dispone detrás del busto dos cuadrados hechos con arenas y conchas como para reforzar de lectura de materialidad que resignifica el hecho que no son murallas de hierro las que nos separan sino la arena del mar que es indivisible y aúna en vez de separar a esta enorme cultura mesoamericana.

Exhiben muchos otros actores creativos e intereses artísticos que se dispusieron a conmemorar la fiesta del arte FIA, 2024 en la provincia de Guanacaste; los curadores investigaron a fondo los tesoros culturales de la provincia con exploraciones al territorio, a la piel de la memoria, a la herencia que perdura y que disuelve lo superfluo.


Sala con la escultura en madera encontrada e intervenida por Rodolfo Uder, 
El textil de Lidia Fenell, la pintura Cimarrona de Christian Porras y los grabados de Karen Clachar.
Cerámica de Mariana Jiménez.

Créditos: Curadores Illimani de los Andes
Yasser Sañamanca
Luis Fernando Quirós
Montaje; Bryan Sánchez

Se agradece a la organización del FIA la aprobación de esta propuesta.

Comments

Popular posts from this blog

El Museo del Sabanero